Parece mentira pero las navidades se nos han venido encima como quien no quiere la cosa, toca ponernos tiernos; es el momento de demostrar lo «buenos buenísimos» que somos y de llenar nuestras vidas de buenas intenciones.

Hablar de un jurista y hablar de navidad, supongo que para muchos es como el cuento de navidad de Dickens, y no me cabe duda que la mayoría de los ciudadanos nos asignan directamente el papel del Sr Scrooge.

Probablemente tengan toda la razón del mundo, pues la gente que nos dedicamos al mundo del derecho somos lo que comúnmente se conoce como «tíos vinagre»: siempre con nuestros trajes y nuestras caras adustas, siempre pensando en cómo amargarle la vida al prójimo y como poder usar treinta palabras deleitándonos al ver que quien tenemos en frente no entiende ni una de ellas.

Lo cierto es que, los que nos dedicamos al mundo del derecho no estamos detrás de las leyes y de los libros; pues para nosotros esos son simples instrumentos de trabajo, y lo único que verdaderamente nos interesa son las personas.

La navidad para un buen jurista es una época más del año.

Abogados, Jueces, Notarios, Fiscales, tratamos con el ser humano todos los días, intentamos ayudarles en sus problemas cotidianos, y resolver sus disputas. Es imposible ser buen jurista si no tienes en cuenta todos los problemas de la persona a la que atiendes.

Nosotros no tenemos que esperar a que venga la televisión, nos ponga unas imágenes tiernas y una música ñoña para ver lo que ahora veréis todos; pues los miedos de la persona, sus problemas, sus pequeños o grandes dramas, sus dudas, sus temores, y todo lo que rodea lo más íntimo del ser humano es algo cotidiano para un jurista (pero sin musiquita).

Todos trabajamos por dinero (como cualquier profesional) pero hablando de mi oficio:

  • Cuando alguien viene a otorgar testamento soy consciente de que tiene miedo a morir.
  • Cuando se compra una casa, entiendo que está haciendo un proyecto de vida.
  • Cuando pide un préstamo comprendo su miedo a poder devolverlo.
  • Cuando otorga capitulaciones matrimoniales se que está pensando en su familia.

 

Sin embargo el dinero no resuelve los problemas que te llevas a casa.

  • He visto a Jueces impotentes porque tienen que absolver a quienes en su conciencia creen culpables.
  • He visto Fiscales confesarme que llevan tres días sin dormir porque no pudieron convencer a una mujer con el ojo morado para que denunciara, y se acababan de enterar que esa mujer había fallecido.
  • He visto Abogados llorando al ver que pierden un pleito injustamente por falta de pruebas.
  • He visto Notarios angustiados porque no hay manera de evitar un abuso en materia de poderes electorales.
  • He visto a Inspectores de Hacienda indignados por embargar a un ciudadano que no puede pagar el IVA y su principal acreedor es una Administración Pública insolvente.

 

También he visto a muchos juristas sobrepasar con creces lo que son sus obligaciones laborales, simplemente por ayudar a alguien:

  •  Cuando en la televisión sale un juez arrastrando un maletín, es porque se lleva el trabajo a casa y pasa muchas horas intentando estudiar y resolver el pleito (horas que nadie le paga).
  • He visto abogados descolgar un sábado o un domingo el teléfono y atender con una sonrisa a un cliente angustiado por un problema.
  • He oído los lamentos de la esposa de un Fiscal porque su marido cuando terminaba el trabajo aprovechaba para visitar a los incapaces y comprobar si verdaderamente lo estaban o no.
  • No conozco Notario que cuando va al domicilio de alguien a hacer testamento porque no puede moverse le cobre la salida.

 

Lo cierto es que la navidad es para todos los lectores de este blog que no os dedicáis al mundo del derecho, porque nosotros día a día vivimos muchos cuentos de navidad.

Por una vez voy a intentar sacaros el dinero con este blog, pero no para mi, sino para un proyecto que considero necesario y que trata de resolver un problema que probablemente no nos sea ajeno, el Alzheimer y la asociación AFAO.

En este mundo jurídico arcaico, negro y vetusto, no es oro todo lo que reluce, y entre las cosas que veo relucir está una web de color rosa y verde que se llama marketingnize.com, que se ha emperrado en romper moldes y colores.

Esta empresa se dedica a enseñar marketing a los juristas, tarea difícil, pues a nosotros se nos da mejor el latín que el inglés (amén de que eso del marketing no está muy bien visto en «las altas esferas»).

Esta entrada es un pequeño intento de defender a los juristas en general, pero sobre todo a esa web en particular, pues han tenido una idea fantástica que creo que no cuesta mucho trabajo secundar.

Marketingnize ha decidido hacer una campaña de navidad, y para ello lo primero que se les ha ocurrido es regalarnos un portal de belén recortable, como los muñecos recortables que tanto nos gustaban de niños. Os animo desde estas líneas a que os lo descarguéis (podéis hacerlo todas las veces que queráis y gratuitamente), a que se lo deis a vuestros hijos, a que lo pongáis en vuestras casas y despachos, pero sobre todo a que por un sólo momento seáis niños.

Hace poco leí un twit que me dejó pensando, una persona cuyo abuelo tenía Alzheimer contaba como había llorado cuando su abuelo le dijo:

No se quien eres pero tengo la sensación de que te quiero con toda mi alma.

Mis abuelos ya no viven, no padecieron esa enfermedad, pero me quisieron igual. Uno de mis más antiguos recuerdos es estar en hombros de mi abuelo con sesenta años mientras veía la cabalgata de Reyes, y ahora que ando cerca de esa edad comprendo lo mucho que tuvieron que dolerle los hombros y lo feliz que era sabiendo cómo más de cuarenta años después su nieto llora recordando ese momento.

El Alzheimer convierte en niños a los mayores, por eso creo que jugar a ser niños volviendo con unas tijeras a montar un Portal de Belén en Navidad, puede servirnos para recordar que esa enfermedad está ahí, y como pequeño homenaje a quienes en su día sólo tenían una prioridad…querernos.

Ahora con el Alzheimer ellos son los niños, y sólo podemos pagarles con la moneda que ellos nos dieron…mucho amor.

Yo ya me he descargado gratuitamente el belén y lo he puesto en mi despacho (prueba de ello es la foto que encabeza este post) y aunque mi economía es modesta he contribuido a la asociación AFAO, en el fondo no es contribuir ni mucho ni poco, es sencillamente colaborar con una enfermedad que lamentablemente vemos con cierta frecuencia los Notarios, y que nos causa muchos problemas jurídicos.

Tengo miedo al Alzheimer, veo en mi despacho sus consecuencias, hago poderes preventivos para evitar esas consecuencias; para mi, que mi trabajo consiste en usar mis facultades mentales, el ver que puede que algún día no me acuerde de los miles de momentos maravillosos que me ha dado mi oficio resulta aterrador.

Seguramente no consigamos nada con ese belén, ni con una pequeña aportación, pero veo bueno afrontar nuestros propios miedos, poner al mal tiempo buena cara, y dar lo único que podemos dar a las personas que padecen esa terrible enfermedad, y que quizás sea lo que más necesiten, no sólo en Navidad, sino todo el año…….AMOR.

Si además de todo eso quieres dar dinero pica este enlace y te explicarán cómo.

Yo sólo os puedo pedir que aunque sea un euro, hagáis el pequeño esfuerzo de colaborar con esta asociación, en ella están quienes en su día tanto nos quisieron y quizá estemos nosotros mismos el día de mañana.