Supongo que estaréis esperando que os cuente mi primera experiencia celebrando mi primer matrimonio como Notario, sin embargo lo cierto es que aún no he celebrado ninguno. No obstante el mismo día de la entrada en vigor de la Ley de Jurisdicción Voluntaria (23 de Julio de 2015), permitiendo que los Notarios celebremos matrimonio, tengo dos experiencias sobre el tema y de una u otra forma, la primera es la que provoca este post, mientras que la segunda es la que le da fin.

Estaba estudiando esta ley, que por otra parte permite muchas más cosas como: divorcios ante notario, procedimientos monitorios ante Notario, ofrecimientos de pagos y consignaciones ante Notario, requerimientos a los herederos para que acepten o renuncien la herencia mediante notario, aceptación de herencias a beneficio de inventario ante Notario, nombramiento por Notario de contador partidor, declaraciones de herederos intestados ante Notario (por poner un ejemplo).

Perdón decía que estaba estudiando esa ley, cuando por relajarme entro en internet a ver que novedades hay, y encuentro este post de Don Alfredo Herranz Asin.

Por si no lo habéis leído, y pese a que a muchos de mis compañeros les ha sentado mal, en el post retrata una realidad, que se ajusta mucho a la imagen que cientos de españoles tienen de los Notarios;  es verdad que son muchos ciudadanos nos ven como unos tíos vinagre, viejunos y que murmuramos el contenido de las escrituras con la misma alegría con la que el famoso profesor del anuncio recitaba aquello de «Las rocas metamórficas denominadas genéricamente cornubianitas…. Gutiérrez que le veooooo».

¿Es verdad esa apreciación? la respuesta a esta interrogante la dejo en manos de los fantásticos comunitys del Notariado; yo hablo por mi mismo, no me considero representativo de absolutamente nada ni de nadie; pero tengo el privilegio de hacer lo que de siempre han hecho los Notarios, que es: tratar de ejercer su profesión lo más dignamente posible, bajo su responsabilidad y a su propia costa en sus propios despachos, cara a cara con el ciudadano y sus problemas.

Puedo salir en defensa del Notariado, puedo indignarme, pero sinceramente cuando leo una crítica siempre pienso dos cosas:

  1. Solo criticamos algo de lo que esperamos mucho.
  2. Toda crítica es una oportunidad de mejorar.

 

Rápidamente se me vinieron a la mente las cinco fases de la muerte, y la famosa canción de All That Jazz.

 

 

Negación: Alfredo no tiene razón

Por más que quería, sólo veía un mensaje en el post de Alfredo: «los Notarios sois muy aburridos» (bueno, Alfredo seguro que usaría otras palabras, pero me tomo la licencia de censurar «los Notarios sois muy coñazones»).

Visto que no encontraba otro mensaje, me puse a intentar hacer el doble pino con pirueta y volver a dar una vuelta a cómo hacer que el hecho de venir a mi Notaría sea algo más que el mero cumplimiento de un rito, y se convierta en una oportunidad única e irrepetible de aprovechar los conocimientos que como profesional puedo aportar a los ciudadanos para resolver sus problemas cotidianos.

Solo pensar en esa frase me di cuenta que Alfredo tiene razón «soy muy coñazón», tengo la infinita capacidad de usar palabras vacías de contenido y conceptos muy abstractos para explicar cosas tan sencillas como que: cuando compras una casa haces un proyecto de vida, cuando haces testamento estás pensando en el más allá, cuando haces un poder preventivo estás pensando en un futuro muy complejo que puedes tener, cuando pides un préstamo estás dando un título ejecutivo al acreedor, y así en tantas y tantas cosas.

Lo peor de todo es que viendo el día a día de cientos de Notarios, una inmensa mayoría de ellos siguen dando vueltas a cómo explicar los eventos consuetudinarios que acontecen en la rua.

¿Soy de ellos? pues no lo se, pero con este blog trato de no serlo, es más también conozco un reducto de Notarios que como ese reducto pueblo galo trata día a día de explicar su oficio.

Podría hablar de los digitales Antonio Ripoll Soler, José Carmelo Llopis Benlloch o Javier González Granado; pero sólo os estaría enseñando la punta de un iceberg de Notarios que se han atrevido a perder la vergüenza de decir a los cuatro vientos que son Notarios, y tratan de hacer las cosas de forma diferente tanto en el mundo analógico como en el digital, y ahí está el trabajo más desconocido pero de enorme calidad jurídica de mis compañeros Francisco Mariño o Luis Prados, o la oculta y desinteresada labor del grupo de jurisprudencia al que pertenezco y sin el cual post como el que explica como el Tribunal Supremo puede dejarte cornudo y apaleado, o se ha cargado de un plumazo los poderes mercantiles no serían posibles.

Ira: Ahora se van a enterar Alfredo y todos los abogados

Rápidamente pensé ¿y cómo ven los ciudadanos a los abogados? es más pensé en uno en concreto que carece de toda pasión por su oficio y al que le tengo reservado un post; el aburrimiento y el lenguaje ininteligible no es propio de Notarios, sino de todo tipo de juristas.

Pero soy Notario, el cómo ven los ciudadanos a otros oficios no es mi problema.

No es mi guerra, y por tanto no me voy a meter; pero sobre todo, faltaría a la verdad, pues conozco cientos de abogados fantásticos, aunque creo que Alfredo coincidirá conmigo en que la comunicación no es precisamente el fuerte de quien se dedica al mundo del derecho, y que todos los juristas, desde nuestras respectivas parcelas tenemos aún mucho que avanzar en materia de comunicación; pero no para defender nuestros oficios, sino porque es la única fórmula con la que se puede defender al ciudadano de a pié.

Negociación: Voy a llamar a Alfredo

De hecho he contactado con él, para pedirle ayuda, y sin ella hubiera sido imposible este post. Tengo que aclarar (y abiertos están los comentarios para que Alfredo me quite la razón) que su ayuda ha sido para enfocar la línea maestra del post.

Sin embargo si que hay que decir que en este mundo del derecho hay ciertos «tocados por la mano de Dios» que no hacen más que figurar en cargos corporativos y que no aportando nada, se permiten el lujo de estar encantados de conocerse a si mismos, creerse por encima del bien y del mal, de sentirse propietarios de la deontología corporativa e insinuar eso de «chico lo que escribes no es ni correcto, ni bueno para nuestra profesión».

A esos, y no a Alfredo, es a los que les digo alto y claro «Pues escribe tu imbécil, y sobre todo hazlo gratis, baja de tu magnífico estrado, vive el día a día de la sociedad, y empieza a entender que con palabras vacías y codeándote con tus compis de camarilla no haces ningún bien a tu oficio».

Claro, el problema es que esos no cogen el teléfono, aunque si saben descolgarlo o pegar palmadas en la espalda cuando te ven.

Depresión: ¿Merece la pena el esfuerzo?

Tras tantos post escritos en este blog, tras las estadísticas del mismo (día a día me froto los ojos viendo los resultados) ¿sigo sin poder explicar que el mundo del derecho es algo más fácil de lo que parece? ¿tan difícil es hacer entender que ya Ulpiano los sintetizó todo a «vive honestamente, no dañes a nadie, y dale a cada uno lo suyo?.

Pues si, sinceramente creo que vale el esfuerzo y por dos motivos:

  1. El participar en Twitter y tener que expresar ideas en 140 caracteres, me ha enseñado a captar la atención de quien entra en mi despacho, a mandarle mensajes sencillos, y sobre todo a saber escuchar e interactuar.
  2. Este blog no es ningún regalo para vosotros, en el fondo es una forma de ordenar mis ideas, que me permite tener a mano y recordar lo que pienso, forzándome al estudio, por lo que ahora la calidad de mi servicio ha mejorado enormemente.

 

Aceptación

La respuesta al post de Alfredo vino mientras pensaba lo que el ha escrito y lo que acabo de compartir con vosotros, y en la forma en la que normalmente suelen ser pagados ciertos esfuerzos, y es con el más dulce de los caramelos en esos momentos en los que te lo cuestionas todo.

Me llama por teléfono un empresario bastante audaz, de esos que no se arrugan y que siempre tratan de buscar nuevas oportunidades.

Necesitaba urgentemente constituir una sociedad con un nuevo socio y darle al mismo tiempo poderes, porque tenía que salir de viaje, y tenía que ser esa misma tarde.

Lo siento pero esta tarde es imposible (contesté), tengo el despacho a tope y no se si voy a salir a las diez de la noche (al final salí a las nueve); pero como son las dos menos cuarto ¿tienes narices de estar aquí antes de las dos y cuarto y te despacho en un periquete?.

¿Narices? …allá que vamos.

Olvido comentar que este señor vive en Alcalá pero que su socio vive en el Aljarafe de Sevilla y que para llegar a Alcalá de Guadaíra ha de atravesar no menos de tres radares conocidos; lo cierto es que multas o no multas (ya lo sabremos) la sociedad y los poderes estaban firmados a las dos y media (la ventaja de escribir en internet es que pillas una velocidad con el teclado que a veces es una ventaja frente a otros notarios).

Ya relajados, le comentaba ¿recuerdas que hace poco te comenté lo de los matrimonios y divorcios? pues hoy es el día en el que podemos casar.

¡No me jodas Paco! (me soltó el socio) acabo de pedirle matrimonio a mi novia ¿puedes casarnos en mi pueblo?.

Lo siento, aquí puedo casarte de mil amores, pero no puedo salir en este caso de Alcalá porque pierdo la fe.

¿Y si venimos nosotros a Alcalá?….pues claro le comenté yo.

¿Y cómo lo haríamos? en ese momento me acordé de Alfredo y le comenté: Acabas de firmar una sociedad en cuarenta y cinco minutos, de hecho ya tienes otras sociedades con el mismo socio, digamos que el matrimonio es algo parecido, pero tu novia no lo ve así ¿por qué no hacemos las cosas de forma distinta?.

En vez de casarte a cualquier hora y delante de dos testigos; a mi no me importaría lo más mínimo reservarte la última hora o de la mañana o de la tarde, como mi despacho tiene un amplio espacio, organizamos todo de modo que puedan venir no más de la familia estricta (porque no caben) y hacer una especie de ceremonia digna pero íntima en la que podáis intercambiar anillos, y deciros unas palabras, o que os la diga yo (siempre con moderación y sin shows) en definitiva hacer de la firma de una escritura algo íntimo que no olvidéis, pues aunque es una escritura más (como la sociedad que acabas de constituir) es un día muy importante.

Eso si, después de firmado, y dado el coste, nos vamos frente al despacho y nos tomamos unas cervezas (por supuesto las vas a pagar tu).

¿Y por qué no en las demás escrituras? pues no lo sé querido Alfredo, supongo que al final y por más que lo intentes todo trabajo tiene su parte monótona.

Confieso que gracias a post como el de Alfredo Herranz creo que puedo mejorar en el servicio a los ciudadanos (que es la razón de ser de una Notaría y de cualquier jurista), el si los demás juristas o los demás Notarios, son capaces de entender el reto, no es mi problema, pero si el de esos ciudadanos, así que en nombre de los que gracias a tu post serán mejor tratados por mi, te doy las gracias por animar a un Notario de un pueblo muy lejano a tu Zaragoza natal, a hacer las cosas de otra manera.

 

La conclusión es sencilla todos los juristas podemos hacer las cosas de otra forma, por eso pregunté a mi mejor asesor en temas digitales (mi hija adolescente) que me enseño este video, que ahora comparto con vosotros

A mi con tal de ver la sonrisa de la novia me importa un pimiento prestarme a ello ¿y a Alfredo Herranz?

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Foto Francesca Cappa https://www.flickr.com/photos/phalaenopsisaphrodite523/