Todos imaginamos las notarías como un sitio muy serio y solemne, con un retrogusto a rancio, en el que un señor un serio y muy mayor, usando un lenguaje ininteligible trata temas que son tan importantes que ni nos enteramos del asunto; comparto con vosotros una anécdota en la que hablando de la revocación del testamento, por poco y acabo viendo un poltergueist en la Notaría.

Siempre recuerdo la anécdota de un vecino que tuve, el cual al enterarse de que era Notario me dijo «mira no te lo tomes a mal, a mi hace mucho me dijo un amigo….si vas al Notario, piensa en lo que te de la gana, tu déjale hablar, pero no lo escuches, porque si lo escuchas seguro que no firmas».

Supongo que no os sorprenderá si os confieso que me gustó mucho esa afirmación tan subversiva; pues aunque no lo parezca dice todo lo contrario de lo que parece decir, pues:

  1. Reconoce que la Notaría: ni es un mero trámite, ni consiste en «poner una firma de nada para pagar un pastón«.
  2. Advierte de la importancia de todo lo que se trata en la Notaría; pues pocos son los asuntos que se tratan en una Notaría y que no tienen gran repercusión en nuestras vidas.
  3. Recomienda «ir a firmar la Notaría con los deberes hechos«, pues muy poco margen de maniobra tienes en el momento de la firma, y cuando hay que negociar es antes, y no en el momento de la firma.
  4. De una u otra forma lo que recomienda es que aquél que tenga dudas lo mejor que puede hacer es visitar al Notario días antes de la firma, dado que no cuesta dinero y las decisiones importantes nunca deben tomarse en caliente.
  5. Recomienda confiar en el Notario, incluso más de lo que yo lo recomendaría; pues aunque es cierto que un Notario no hace nada ilegal, no menos cierto es que advierte de las ilegalidades, y que  su deber de imparcialidad le obliga a mantener una postura neutra, por lo que te dirá que es legal, pero no siempre que es mejor para ti (por eso no me gusta la frase que dice que «el Notario vela por tus intereses», dado que lo que vela es por los intereses de ambas partes, y su posición ha de ser imparcial -por eso siempre recomiendo acudir a un abogado, que es el que vela exclusivamente por tus intereses- ¿crees que el Notario te debe de decir si el precio de compra es caro o barato? ¿Crees que puede decirte que el apoderado es o no de fiar? ¿crees que puede decirte si el tipo de interés de tu hipoteca es alto o bajo?).

 

En este caso, sin embargo, comparto con vosotros una anécdota de una señora que vino a mi despacho a hacer testamento, y a la que se le notaba a leguas sus nervios.

No era para menos, pues tenía una situación familiar complicada, y explicar a un extraño los problemas de tu familia, siempre es incómodo (por más Notario que sea ese extraño); comprendo perfectamente que produzca vergüenza el entrar en un sitio y contarle tus problemas más íntimos a un Sr al que no has visto jamás.

Poco a poco fui entendiendo su problema, aunque más que problema, la señora tenía la angustia propia de quien sin tener descendientes, ve que va cumpliendo años y sus facultades van decayendo.

No había manera de convencerla para que hiciera un poder preventivo, y más que querer nombrar heredero a quien la cuidara, tenía clarísimo quien quería que la cuidara, aunque no se fiaba de la sobrina en cuestión.

Estaba claro que la señora necesitaba venir varias veces a la Notaría, que poco a poco tendría que ganarme su confianza, que conocer a su familia (o al menos como veía ella a su familia) para: sin no poder resolver sus problemas, al menos para poder ayudarla moralmente; pues muchas veces estas personas lo que tratan es simplemente de que les escuchen.

Así se lo hice saber, y le expliqué que dados los menos de 40€ que cuesta un testamento, era mejor hacer un testamento (por lo que pudiera pasar) y que lo cambiara cuando quisiera.

Recuerdo que le comenté que el testamento no es la última voluntad, sino la presunta última voluntad; pues la última voluntad es la que tenemos antes de morir, y como tras hacer testamento evidentemente estamos mas cerca de nuestra muerte, podemos cambiar de voluntad todas las veces que nos parezca oportuno; por eso se dice que el testamento no es que sea revocable, sino que es esencialmente revocable.

Poco a poco iba ganándome su confianza, aunque no perdía el nerviosismo; y acabó comentándome que había tenido un disgusto importante con esa sobrina tan querida, por un quítame allá esas pajas con su marido (la señora tenía pinta de buena persona; si bien algo me hacía intuir que: era más suegra, que tía política del señor en cuestión).

Le intentaba hacer ver que no es muy justo que ese señor tuviera que compartir a su esposa con ella, sin recibir nada a cambio; sin embargo los nervios se iban volviendo en un punto de terquedad.

En todo caso, tenía claro que a mi lo que me importaba era la voluntad de la señora en cuestión, por lo que no debía de meterme en profundidades familiares, aunque empezaba a vislumbrar que la señora evidentemente necesitaba cuidados, pero también «mandar un poquito menos».

Lo cierto es que, al final decidimos hacer el testamento tal y como ella lo tenía planeado desde un principio, aunque me confesó que iba a pensar lo que le estaba diciendo, es entonces cuando con su lenguaje sencillo me soltó la frase que me dejó helado.

Entonces «¿cuando muera vuelvo por aquí?».

Señora por amor de Dios, si no le molesta, venga Ud todas las veces que quiera, sea o no a cambiar el testamento; pero si no le importa, cuando muera Ud ¿no le importaría ir a cualquier otro sitio?…es que, como aparezca, me va a dar un infarto, y en poco le podré ayudar.

Entonces, ella se rió, me guiñó el ojo y se relajó…..¿Ud me ha entendido?, preguntó.

Perfectamente, le contesté

Desde entonces, ha venido varias veces, me ha ido comentando como le va con la sobrina y el marido de la sobrina (que ella misma reconoce que es muy buena persona), pero como diría mi amiga María Jesús Montero Gandía el si ha cambiado el testamento o no, esa es otra historia.

 

https://creativecommons.org/licenses/by/2.0/legalcode

Foto cortesía de Eurritmia