Decía la mamá de Forrest Gump «la vida es una caja de bombones, nunca sabes cual te va a tocar»; confieso que hay días que salgo del despacho pensando en esa frase, pues raro es el día que mi Notaría es esa caja de bombones, y en algunos días toca ración doble; lo cierto es que la privacidad de la persona no es algo nuevo, y desde luego en los tiempos actuales hay que tener muy presente, tanto por los profesionales, como por los particulares.

No dejo de sorprenderme de las lecciones que recibo en mi despacho, y de las coincidencias que en el mismo se producen; hoy comparto con vosotros dos historias completamente diferentes que he vivido en mi despacho en un sólo día, y que no teniendo aparentemente nada que ver, me hacen comprobar que la historia se repite, y que una Notaría puede ser, como las alas de esa mariposa de la teoría del caos.

Todo arranca cuando unos señores que conozco hace tiempo vienen a firmar una póliza, un día por la tarde en el que no tenía nada que hacer.

Firmado el documento, el padre (que venía como avalista de la operación, y que normalmente cada vez que venían esos señores, se mantenía en un discreto segundo plano) me suelta con un clarísimo acento sudamericano (se sobradamente que son de Alcalá de Guadaíra)  «Ud no sabe lo que es estar desaparecido«, el hijo con un acento propio de esta tierras le dijo «papá no es necesario que cuentes batallitas«.

Tengo que confesar que me picó la curiosidad, por lo que (dado que ese día había un partido de futbol entre mi equipo, y el eterno rival) le dije «fulanito, ni tu ni yo podemos ver el fútbol hoy, porque ni tu quieres ver la paliza que os vamos a pegar, ni yo soy capaz de ver un derby, además queda mucho para el partido..así que, deja que tu padre cuente lo que quiera«.

La historia, no era aterradora, superaba los límites de la más perversa de las imaginaciones; confieso que hubo un momento en el que casi me pongo a llorar (aún se me erizan los pelos mientras escribo y la recuerdo) el señor, completamente capaz, me narró que en la época del golpe de estado de Chile, estuvo noventa días desaparecido.

Me narró esos noventa días, lo que se siente, y muchas de las cosas que vivió.

Lamento no alimentar vuestro morbo, y las historias que contó quedan entre su familia y yo; sólo os digo que el que te cuenten que se siente cuando te ponen una capucha, te montan en un camión, con otros, te ponen pegado a una pared, oyes «apunten…fuego», oyes los disparos, caes porque crees que has muerto, aunque no te han disparado, te montan de nuevo en el camión, y vuelves sin saber si eres el único que sobrevivió o no, es algo que te deja pensando muchos días.

No pude evitar preguntarle muchas cosas, y una de ellas fue ¿por qué?.

El motivo es que este señor había estado antes en Argentina trabajando en una fábrica, y ante un IPC de mas de 40% el gobierno acordó una subida salarial del 8%, por lo que fueron a la huelga.

El tema se resolvió con todos los trabajadores en la calle; pero es que además en Argentina para trabajar le pedían antecedentes, y el hecho de haber sido despedido por sindicalista le obligó a emigrar a Chile.

En Chile empezó desde cero trabajando, y poco a poco montó una empresa, que funcionaba bastante bien, cuando le pilló el golpe de estado.

No se por qué motivos (en realidad si los conozco) los golpistas se enteraron de sus antecedentes en Argentina, y eso fue suficiente para los noventa días en los que estuvo desaparecido, contándome la historia que os he narrado.

No me gusta la política, aunque me alegro de que esos dos países actualmente sean una democracia, no voy a compartir las dos horas de conversación fructífera con el señor, ni los detalles de su historia (se que tiene libros escritos, y no tengo su autorización para dar más datos).

Lo cierto es que ese señor estuvo en el lugar inadecuado en el momento inoportuno, y entre otras cosas, su privacidad fue violada, y le causó graves problemas en los años 60/70 del siglo pasado.

Probablemente muchos pensaréis que hablo de tiempos pasados y «batallas de viejos» (quizá oyendo esas batallas pensaríais otras cosas) pero no es ese el motivo de este post.

Saliendo el señor, me dice mi empleado que me llama un abogado de Sevilla que ha leído este blog y que quiere hablar conmigo.

El problema era si podía casar a unas señoras extranjeras que residían en el extranjero, a lo que respondí que: si me traía un certificado del registro civil autorizándome, no había ningún problema.

Me comentó que eran dos señoras de un país de la UE que no acepta el matrimonio homosexual, a lo que le respondí que, como bien sabe, los extranjeros pueden casarse en España conforme a la ley española, la cual sólo pide un expediente matrimonial, que hasta el año que viene se tramita en el Registro Civil, y que en España la identidad sexual de los contrayentes es irrelevante.

Comentamos diversos temas, y al final me planteó que podríamos intentar hacer ver a ciudadanos de países que no aceptan el matrimonio entre personas del mismo sexo, que pueden hacerlo en España y encargarnos nosotros de los trámites.

De broma, me comentaba «…hombre, tu que tienes mucha presencia en Internet, podrías hacer algo«, había visto que en la web de mi despacho tengo una galería de imágenes y me planteaba subir las fotos de las bodas (obviamente previo consentimiento de las partes).

Confieso que tengo un punto friki, y que en un principio llenar mi web de fotos de bodas me atrajo, sin embargo la historia que me acababa de contar el señor anterior saltó como un resorte en mi mente, y me hizo decirle «mira fulanito, prefiero no subir fotos de la boda a mi web, y más si es de un matrimonio entre homosexuales«.

Se sorprendió mucho, y me preguntó por qué no quería subir fotos de bodas, y por qué esa especial insistencia en no hacerlo con homosexuales,  pues por lo que llevábamos hablando no le parecía que yo fuera homófobo.

Pues no, no soy homófobo, soy Notario (lo siento es mi única ideología) pero como notario defiendo la privacidad, y creo que estamos ante un tema en el que por estar en el lugar inadecuado en el momento inoportuno puede que mi actuación perjudique a alguien.

Lo que sucede en la Notaría, está amparado por el secreto del protocolo, y por el secreto profesional, no trasciende salvo que las partes quieran que trascienda. Por supuesto que cuando caso a alguien lo que les deseo es la mayor felicidad del mundo; sin embargo es su matrimonio, es su felicidad, yo solo autorizo su boda, y compartir eso en mi web me hace algo más que un mero celebrante, dándome un protagonismo que no me merezco.

Lo que si tengo claro es que recomendaré a esas personas que tengan mucho cuidado en subir y compartir esas fotos en Internet y en las Redes Sociales.

No se si os habéis dado cuenta, pero el matrimonio entre personas del mismo sexo, no es que esté prohibido en muchos países, sino que la homosexualidad está prohibida y penada en más de uno.

¿Os imagináis que esas dos novias después de la boda se vayan de viaje a Asia y hagan escala en Arabia Saudí?.

En muchos países a los homosexuales les cortan la cabeza o los ahorcan, y el problema es que un funcionario de aduanas con una tablet conectada a Facebook, puede ver todo lo que tu has compartido, si no configuras adecuadamente tu privacidad en esa red social o en cualquier otra en la que tu participes.

Soy un firme defensor de las Redes Sociales, y de la tecnología, sin embargo, el precio que implican en nuestra privacidad puede ser muy alto, por lo que os animo a ser prudentes, a disociar vuestra identidad digital de vuestra identidad virtual, y a que no penséis que nunca pasa nada, pues hay veces que si pasa.

Me gusta el márketing, me gusta la comunicación, sin embargo también creo que hay límites, y al menos yo, como Notario, creo que los voy a cumplir; igual que una y otra vez insisto a mis compañeros en que tenemos que crear medidas notariales que garanticen la privacidad y seguridad del ciudadano (por eso hablo de hosting notarial, time stamp, e incluso bitcoin y su cadena de bloques como elementos que antes o después han de usar los notarios, y por eso afirmo que el notario del futuro será hacker)

Por supuesto los contrayentes pueden hacer lo que consideren oportuno, pero si creen que las Redes Sociales son un juego de niños, quizá este vídeo les haga cambiar de opinión y reflexionar sobre ciertas cosas (está en inglés traducido, pero os recomiendo encarecidamente que esperéis un poco a ver cómo se desarrolla la trama).

https://creativecommons.org/licenses/by-sa/2.0/legalcode

Foto cortesía de Quinn Dombrowski