Mi presencia en redes sociales, hace que más de una vez haya que tenido que dar explicaciones a alguno que se quejaba amargamente del tiempo que llevaba esperando al Notario.

Es curioso, pues de las personas que más se suelen quejar en mi despacho, y por orden son:

  1. Los jubilados (desconozco el motivo, pero el dicho «tienes más prisas que un jubilado» es cierto»)
  2. Los que trabajan en gestorías, que llegando a la hora en punto, y sabiendo que falta documentación, quieren revisar la escritura antes de que proceda yo a leerla.

 

En este caso, voy a compartir sin embargo una anécdota que me ha sucedido recientemente.

Para ello he de aclarar dos cosas.

La primera es que tengo claro que estoy al servicio del ciudadano, y por ello, cuando me piden salir por imposibilidad de desplazamiento de alguien, y pese a que el arancel me permite cobrar por desplazamiento 18€ o 24€ por hora o fracción (lo segundo si salgo fuera del término o si es fuera de horario) no tengo la costumbre de cobrar la salida.

Lo segundo, es que los tiempos de espera en mi despacho me importan poco, pues tengo claro que cuando alguien está conmigo, no tengo nada mejor que atenderlo, así sean necesarios cinco o cincuenta minutos.

No deja de ser frecuente que con ocasión de la firma de una escritura aprovechen para hacerme consultas de lo más variopinto, y a todas atiendo de la mejor manera que puedo.

Se trataba de una de esas tardes que en principio se presentaba tranquila en el despacho, y había quedado con una familia para firmar un poder para pleitos.

De hecho el poder lo firmaba una de esas familias en la que la economía no es un problema.

Deberíais saber que el coste de un poder para pleitos es inferior a 60€; y que aunque encarece algo el que sean varios los poderdantes, siempre sale más económico un poder para pleitos de varias personas que tantos poderes para pleitos como personas.

De hecho el asunto que provocaba el poder era algo complicado, por lo que me pidieron por favor que además de firmar el poder para pleitos, y con ocasión de la «reunión familiar» les diera mi opinión sobre el tema que provocaba el litigio (huelga decir que se me pedía la opinión gratuitamente)

Soy de la teoría de que en mi despacho las escrituras cuestan dinero, pero que el agua y la amabilidad son gratis, por lo que, advirtiendo que eran opiniones, y que lo que valía era la opinión de los abogados, y sobre todo del juez, no puse ningún problema.

Sin embargo la tarde se complicó, porque dos matrimonios decidieron aparecer a hacer unos testamentos complicados, y además entraron cuatro poderes para pleitos.

No son documentos complejos, aunque hoy en día el comunicar telemáticamente el poder para pleitos al punto neutro judicial, indicando uno a uno los abogados y procuradores, no deja de tener un cierto trabajo, adicional, algo pesado.

Sea como fuere, y habiendo quedado a las siete para acudir al domicilio de la persona que no podía desplazarse, a las siete y media, llamaban muy enfadados a la Notaría, porque llevaba media hora de retraso y me estaban esperando.

Poco podía hacer, pues lo que no podía era decirle a las personas que habían venido que se fueran, por lo que dije a mi empleado que pidiera perdón y me dieran diez minutos de cortesía.

A toda velocidad atendí a las personas que aún estaban en el despacho, pidiendo perdón por la velocidad, y angustiado salí al domicilio donde me había comprometido a acudir, llegando cincuenta minutos tarde.

Es llegar y toparme con la sorpresa.

Lo siento Don Francisco, pero como nos estaba haciendo esperar, el señor que no podía acudir a su despacho porque no puede salir de su casa, se ha ido al bar, y ahora le llamamos

Ese día si cobré el desplazamiento