Llegadas las Navidades, es tiempo de hacer regalos; me gustaría regalaros un jamón a cada uno de vosotros, sin embargo lo único que me queda en estos tiempos de crisis, es la experiencia profesional de un Notario de pueblo, así que os ofrezco en esta entrada, lo más valioso que tengo.

Con esta entrada trato simplemente de resumir esa experiencia, y de daros los los once consejos de un Notario de pueblo, que no son sino el fruto de algún que otro año de ejercicio de mi profesión.

No firmes nada que no entiendas

Es una estupidez, si tu no lo entiendes, alguien lo entenderá, todo lo que se pone en una escritura es importante, tiene su por qué y su para qué.

El notario tiene el deber y el placer de informarte de todo lo que contiene la escritura y tu no entiendas, pero además no te cobrará más por ello; es un absurdo no preguntar todo lo que no se entienda, y comentar nuestros problemas y necesidades con el Notario, así conocerá dichos problemas y necesidades, así nos podrá asesorar mejor, e informarnos según nuestras necesidades.

Las prisas no son buenas consejeras

Ir con prisas a una Notaría puede hacer que no actuemos reflexivamente, y nada positivo obtendremos por ello.

Al Notario le da igual que estés en su despacho todo el día, a fin de cuentas él también lo estará, pues es su trabajo y su obligación; no tengas en ningún momento la sensación de que tu presencia es incómoda.

El Notario seguirá en la Notaría después de la firma, tu presencia no es molesta; y si te indican que llevas demasiado tiempo en la Notaría (cosa que dudo), simplemente niégate a firmar y sal disparado de ahí (pues te estarán tratando como un cliente, y preocupándose por tu dinero; no como un ciudadano y preocupándose por tu problema) .

Tu tiempo es tuyo, y debes de aprovecharlo de la mejor manera posible; eso si, debes entender que hay más personas como tu, todas merecen su tiempo y atención, y lo que no puede hacer el Notario es atenderlos a todos al mismo tiempo.

Pretender entender cosas complejas en cinco minutos o media hora es prácticamente imposible, es una buena idea que acudas unos días antes de la firma a preguntar (así tendrás más tiempo para reflexionar); sin embargo, lo hagas o no, el día de la firma tomate el tiempo que creas necesario para acertar en tus decisiones.

No preguntes al vecino

Simplemente porque el vecino no tiene ni puñetera idea.

Para llegar a ser Notario hace falta estudiar una carrera universitaria y unas oposiciones muy difíciles ¿no será que eso prueba que no es tan fácil y que la Notaría es algo más que ir a «echar una firmita»?.

El Notario, ni es mejor ni peor que nadie, incluso ni sabe más derecho que otros juristas, pero el que si que no sabe derecho es el vecino, y en el mundo del derecho, como en la vida, no hay dos casos iguales.

En todo caso piensa, si el vecino se equivoca, lo pagareis los dos, pero las equivocaciones del Notario las paga él, quizá por eso el Notario no te va a decir lo que quieres oír, pero siempre te dirá lo que debes de escuchar.

Acude a cualquier Notario menos al que te recomiende el banco

Fundamentalmente porque el banco no mira por tus intereses sino por el suyo, eres libre de acudir al Notario que más te guste y que más confianza de ofrezca, o el que mejor se adapte a tus necesidades.

Todos los Notarios ofrecen los mismos servicios, y sus honorarios son iguales, pues están regulados por arancel; pero no todos se adaptan por igual a ti, tu eres único e irrepetible, tu necesitas tu servicio y no todos los servicios se prestan de la misma manera.

De camino te recomiendo que si quieres preguntar, pregunta por los honorarios; sin embargo por encima de todo piensa y pondera qué servicio te van a dar, céntrate y preocúpate por ese servicio; pues los notarios actúan en régimen de competencia, pero esa competencia tiene lugar más en lo profesional que en lo económico (además recuerda que lo importante no es lo que cuesta el documento, sino los problemas que resuelve).

En este mismo sentido recuerda que muchas veces una misma cosa se puede hacer de dos maneras, pero con distintas consecuencias, así que mejor que preguntar por la forma más barata de conseguir algo, pregunta por dichas consecuencias (a la larga lo agradecerás).

Si haces un poder, limítalo en el tiempo

No es bueno tener confianza ciega en nadie, por lo que es muy conveniente limitar lo máximo posible las facultades que concedemos al apoderado, dado que los poderes los carga el diablo.

No existe la confianza infinita, por lo que limitar el poder en el tiempo, sólo producirá la necesidad de otorgar un nuevo poder cuyo coste (poco más de 60 €) es muy inferior a las consecuencias que tiene dejar que alguien indefinidamente pueda actuar en nombre nuestro.

Pide una copia simple del poder y consérvala, así será muchísimo más fácil la revocación, y en cualquier momento podrás comprobar si has dado o no demasiadas facultades al apoderado.

Si vas a casarte, haz capitulaciones matrimoniales

Primero porque la sociedad de gananciales no tiene mucho sentido en la sociedad actual, pero aunque no fuera así, porque las capitulaciones matrimoniales son algo más que el régimen económico del matrimonio.

Haz testamento

Lo hagas o no lo hagas, acabará muriéndote, y sin embargo los tuyos te lo agradecerán (especialmente tu cónyuge).

El coste del testamento raras veces supera los 40€, y el número de problemas que evita, así como las incomodidades que dejan de padecer quienes te quieren compensa ese gasto.

Haz un poder preventivo

El poder preventivo es más importante incluso que el testamento, y nuevamente estamos hablando de un documento muy económico.

Piensa que con el testamento resolvemos los problemas ajenos cuando faltemos nosotros, pero con el poder preventivo estamos anticipando y resolviendo nuestros propios problemas.

Medita bien si debes o no poner los bienes a nombre de tus hijos

En primer lugar porque el amor que tiene un padre por sus hijos no es el mismo que estos tienen por aquellos, y eso de repartir la herencia en vida, no siempre es recomendable.

En segundo lugar porque los hijos, acaban saliendo de casa, y si se casan acaban siendo «los hijos y sus circunstancias», y esas circunstancias no tienen por qué querernos.

Pero aunque deliberadamente he usado un término neutro, recuerda que no son iguales los hijos que las hijas, y que en caso de divorcio puedes ver que la casa que con tanto esfuerzo conseguiste para tu hijo, puede que sea disfrutada por otra persona que probablemente le haya hecho mucho daño a quien tu quieres.

Si quieres ayudar a tus hijos haz una donación, pero no los afiances

Con la donación sabes exactamente que pierdes, pero con la fianza puedes perderlo todo, y además perjudicar a otros hijos mucho más de lo que imaginas

Si tienes una empresa constituye una Sociedad Limitada

Responder con todo tu patrimonio de tu actividad es una temeridad, que no sólo te perjudica a ti, sino a tu familia, y tus acreedores no tienen por qué tener compasión por ti.

Además si organizas bien las sociedad, puedes usarla para ir dando entrada poco a poco a tu familia en la empresa.

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