Llevo tiempo viendo la actuación y siguiendo a la conocida como Brigada #T, y ahora que parece que anda más tranquila, me gustaría expresar mi opinión sobre ella, y como en un principio me pareció una especie de 15M de la justicia (espero que al final de este post entendáis el por qué).

¿Ostras que un Notario se va a meter en política?…esto suena interesante.

Pues no, lamento deciros que la política me importa lo mismo que la barriga a la que van todos los langostinos que se pescan en Sanlucar de Barrameda (no sé por qué se me ha ocurrido esta comparación…o si).

Mucho se ha escrito sobre el 15M, pero parece claro que en un principio simplemente fue un montón de personas que dijeron un ¡BASTA YA!.

La Brigada #T, fue un movimiento fundamentalmente promovido por abogados, cada uno hijo de su padre e hijo de su madre, que se unieron e hicieron muchísima fuerza, ante la decisión del gobierno de implantar tasas por acudir a la administración de justicia.

«¡Buff, cosas de abogados!, seguro que lo que se preocupan es de ganar más dinero»; «claro como ahora litigar cuesta más dinero, habrá menos litigios y los abogados ganarán menos dinero»…pensareis vosotros.

Pues os equivocáis de cabo a rabo, el abogado de entrada no gana dinero por acudir a juicio, esta es sólo una de las facetas de su trabajo; es más los mejores abogados se suelen caracterizar más que por los juicios que llevan, o por los juicio que ganan, por los juicios que evitan, y por los acuerdos a los que llegan. Decir que de los juicios hacen dinero los abogados, es tan estúpido como afirmar que los bares ganan fundamentalmente dinero vendiendo jamón serrano; que si, que lo venden, pero para nada es su fuente principal de ingresos, y al igual que habría bares sin jamón, habría abogados sin pleitos.

Sin embargo creo que ya va siendo hora de explicar alguna cosa adicional.

  1. El hecho que motivó la Brigada #T fueron las tasas judiciales, pero sobre todo la idea de que la administración de justicia puede funcionar mejor.
  2. La Brigada #T ha tenido un gran éxito al lograr la supresión en parte de las tasas judiciales.
  3. Las tasas judiciales no son malas.
  4. La Brigada #T es algo que no debería de ser «cosa de abogados», sino cosa de juristas.

 

El hecho que motivó la Brigada #T fueron las tasas judiciales, pero sobre todo la idea de que la administración de justicia puede funcionar mejor.

Luego daré mi visión de las tasas judiciales, pero sobre todo ahora es el momento de hablar de la administración de justicia en este país, que cada vez más me recuerda a Don Blas de Lezo (cuya fotografía encabeza este post), por poner un ejemplo de cientos de héroes y genios que ha tenido la historia de España.

Don Blas de Lezo era un marino Guipuzcoano, que con 3000 españolitos paró en Cartagena de Indias a 27600 Ingleses con más barcos que la famosa Armada Invencible; la gesta fue de tal magnitud que el Rey Jorge II de Inglaterra prohibió (y de hecho sigue vigente esa norma en ese país) que esa batalla existiera. Lo cierto es que gracias a su victoria, España mantuvo durante un siglo más su imperio colonial, sin embargo pocos españoles conocen a Blas de Lezo (por cierto también conocido como «medio hombre» -que ni para eso hemos sido capaces de dar su sitio a quien en otros países tendría una calle principal dedicada en todas las ciudades-).

La administración de justicia en España es exactamente igual, sin medios materiales, y con una legislación deprimente; día si, día también, sale a luchar contra un enemigo imposible; es más gana muchas batallas que con esos medios estarían perdidas, sólo a fuerza de coraje e ingenio de las personas que la integran.

Aún así no le reconocemos el mérito a esa administración de justicia, cargamos contra quienes la integran, y pretendemos que gane todas las batallas.

Todos queremos vivir tranquilos en nuestras casas, todos queremos que si alguien nos ataca, haya un juez que nos proteja, es más todos pretendemos: no que se aplique el derecho, sino que se haga justicia (por más que en España clamar justicia suele ser equivalente a pedir venganza).

La justicia, sin embargo, no es algo que crezca espontáneamente como los espárragos o los hinojos; es más, os lanzo el reto de ir a buscar espárragos o hinojo al campo, y os llevaréis la increíble sorpresa de que no encontraréis ninguno.

Si quieres que tu campo de fruto, cuídalo.

Es así de simple, pocas cosas crecen espontáneamente, y normalmente suelen ser cardos y ortigas; si no cuidas tu campo ningún fruto dará.

Pretender que se dicte sentencia, obligando a un juez a hacerlo pero no dándole papel para escribirla; intentar que el juez encuentre nuestro expediente entre montones y montones de archivos apilados, pretender rapidez en los juzgados, en mucho de los cuales andan aún con windows 95, o comunicar telemáticamente algo a un juzgado donde no hay firma electrónica, es como pretender que un campo produzca espontáneamente aceitunas con anchoas.

Si quieres que tu campo de fruto, trátalo como campo.

Deliberadamente he puesto el ejemplo de las aceitunas con anchoas, porque supongo que pocos creerán que una anchoa vive dentro de una aceituna.

Lo cierto es que un Juez tiene que ser independiente (hasta para decir tonterías) sin embargo las correcciones disciplinarias existen, hay grupos de presión que literalmente asustan a los jueces, y hay materias donde no creo que tengan valor de pronunciarse, pues no es el primer juez que por ser políticamente incorrecto ha sido expulsado, todo ello por no hablar de juzgados en los que directamente se han plantado sindicatos a hacer manifestaciones como si se pudiera estar en un juzgado igual que en Astilleros Españoles.

El Consejo General del Poder Judicial es un órgano politizado, y a las más altas magistraturas se accede previa propuesta de unos políticos de cuya honradez (a diferencia de la de los jueces) me permito dudar.

La Brigada #T ha tenido un gran éxito al lograr la supresión en parte de las tasas judiciales.

Digo en parte, porque creo que después de mi suegra (bueno y de mi perro cuando voy a comer) no hay nada más «seguío» en España que un político.

Se han suprimido las tasas judiciales para las personas físicas, pero no para las personas jurídicas, por lo que si alguien tiene el mal gusto de ser empresario, y quiere defender a su empresa (esa de la que dependen los puestos de trabajo que tan necesarios son) no le cabe otra que pagar para defender sus derechos (y no olvidemos que esos derechos interesan mucho a los trabajadores de la empresa).

Lo cierto es que gracias a la movilización de muchos juristas, y especialmente gracias a la movilización de muchos abogados, más de un ciudadano tiene ahora más fácil el acceso a la justicia (aunque en realidad, la ventaja simplemente ha sido que volvemos al punto de partida inicial).

Las tasas judiciales no son malas.

Sinceramente nunca he visto mal las tasas judiciales, y no veo negativo que entre todos los que se sirven de la justicia contribuyan a su mejor funcionamiento.

El problema es que ni un solo duro de las tasas se ha invertido en mejorar la administración de justicia; si las tasas hubieran sido gestionadas por los juzgados (que en realidad son meros organismos recaudatorios, es más ni eso, pues las tasas las recauda el «adorado» Ministerio de Economía y Hacienda) quizá las hubiera defendido.

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Muchos son los medios materiales que necesita hoy en día la administración de justicia:

Empezando locales donde no haya amenaza de ruina

Pasando por juzgados en los que no es que no haya aire acondicionado es que no hay ni un ventilador o un radiador

Siguiendo por un equipo de oficina digno en los juzgados y que una grapadora no sea considerada un objeto de alta tecnología.

Continuando por unos ordenadores que arranquen en menos de media hora e incluso que funcionen sin diskettes o con windows

O acabando por pagar  una cantidad digna a los abogados del turno de oficio (me gustaría ver a muchos albañiles y fontaneros que piden el beneficio de justicia gratuita cobrando lo mismo que dice este simple tweet).

No vería mal las tasas si con ellas se invirtiera en esas necesidades (incluso en retribuir mejor a los juzgados que mejor funcionen), sin embargo la realidad es que nadie sabe donde han ido a parar los millones de euros recaudados, porque lo cierto es que son muchos los juzgados en los que una grapadora es considerada como un producto de alta tecnología (y no estoy exagerando

La Brigada #T es algo que no debería de ser «cosa de abogados», sino cosa de juristas.

Hasta aquí, creo que he hecho una síntesis, políticamente incorrecta de cómo veo y que pienso del movimiento #T; pero, con todo, para nada tiene que ver con cómo percibo ese movimiento.

Para mí el movimiento #T podría calificarlo como «un salir del armario jurídico», un real y serio movimiento de desempolvar las toneladas de caspa que rodean al mundo del derecho (pues no es que la sociedad vea a los juristas como señores casposos; es que es cierto que hay demasiada caspa en el mundo jurídico).

Es un movimiento, ante todo, alegre, desenfadado, y colaborativo, donde no hay más obligación que la de aportar cada uno su pequeño granito de arena, en la medida de sus posibilidades, para que la administración de justicia y el mundo del derecho tengan la dignidad que le corresponden.

Desde gestos sencillos: como hacerse una cuenta en twitter, y poner el logotipo del movimiento #T; hasta acciones colectivas de reclamación en redes sociales, sin más medios materiales que un whatsaap y muchas ganas; lo cierto es que esos abogados, la mayoría anónimos para mi, se han ganado todo mi respeto y toda mi admiración.

No luchan por las tasas, a mi entender; luchan por abandonar la soledad de los despachos, luchan por respetarse a si mismos (que es el primer paso para obtener el respeto ajeno) y sobre todo luchan por que la sociedad reconozca el mérito de su trabajo y la utilidad del mismo.

Como Don Blas de Lezo, sin medios, sin apoyo, y abandonados en sus cuentas de Twitter y whatsaap, esos héroes, han decidido decir «por aquí no vas a pasar»; y se han enfrentado a la incomprensión de sus órganos rectores, al desprecio y desconocimiento de la ciudadanía, y a unos políticos que creen que a golpe de decreto pueden hacer lo que les sale de sus santos redaños.

Sin embargo la justicia no es cosa de abogados, es cosa de muchos operadores jurídicos

Nada podrían hacer los abogados, sin unos jueces que no resolvieran los litigios; ni los jueces podrían hacer nada, sin unos secretarios que les organicen los juzgados; ni los juzgados sin empleados que se encarguen de cientos de tareas.

Nada podría hacer la justicia sin fiscales, que defendieran el interés de la ley, más allá del interés individual de cada uno de los actores del gran teatro de la justicia.

Nada podrían hacer los juzgados, si no estuviéramos primordialmente los Notarios (y en menor medida los Registradores de la Propiedad) dando seguridad jurídica preventiva, y luchando día a día por evitar el litigio (conocida es la frase, Notaría abierta, puerta del juzgado cerrada).

De nada serviría que estuvieran los abogados, sin unos procuradores, que se encargaran con sus comunicaciones de engrasar la maquinaria, y de interconectar todas las piezas de la administración de justicia.

De nada servirían todos los profesionales, sin catedráticos y profesores universitarios que desde las aulas enseñan las normas; y sobre todo a algo que cada vez se pierde más en el mundo del derecho actual, que es razonar.

Del funcionamiento de la administración pública todos tenemos una visión negativa, pero sin los abogados del estado, secretarios de ayuntamiento y letrados de las comunidades autónomas, los abusos y disparates que vemos día a día serían mucho mayores.

La justicia no es algo que pueda lograr alguien solo; como dice mi amiga Susana Gisbert, es un gran teatro en el que cada actor tiene su papel, y todos los papeles son fundamentales para que la obra sea un éxito (y en este caso el éxito es satisfacer las necesidades del ciudadano, que no es un espectador, sino la única razón de ser de ese teatro).

El movimiento #T es ante todo, un intento de interconectar juristas, de respetar, y no sólo un abogado a otro abogado; sino de intentar que todo jurista considere como compañero a quien en su día se sentó junto a él en el pupitre, pero que lucha por la justicia en otra trinchera (que no una trinchera enfrentada); dado que el enemigo común (ese pérfido ingles) es que un ciudadano no vea satisfechos sus legítimos intereses,.

La única guerra que no puede perderse, es la guerra que nos permite a todos los españoles, vivir en paz y tranquilos en nuestras casas, confiando en que nadie violará nuestros derechos, porque los tribunales nos ampararán.

¿Cómo consigue la Brigada #T sus objetivos?

Todo ello empieza con un gesto tan sencillo, simple y necesario, como aprovechar la primera hora de la mañana, y la última hora de la noche, para saludar y despedirse en redes sociales.

Todo consiste en: intentar interactuar en Redes Sociales, y en grupos de Whatsaap con cualquier compañero anónimo que tiene una duda.

Todo se limita a: felicitar el buen trabajo de un compañero, en tomar una cerveza o un café, por el simple placer de disfrutar de la compañía de alguien que como nosotros cree que el derecho no son palabras raras y ritos viejunos; sino un ciudadano con un problema y una necesidad que hay que resolver.

Poco a poco, esa Brigada #T ha tejido una red en la que a base de buen rollo, y de hablar de cosas sencillas; descubres que al otro lado de la red social de turno, hay un compañero, quizá de distinta rama, que por mensaje directo o como puede con toda su buena fe, te anima en las horas de soledad del despacho, o te ayuda en ese problema del que no sabes como salir.

Finalmente tengo que ser crítico, conmigo mismo y con mis compañeros Notarios (comprended que son los que me duelen) por no haber sabido entender estas ideas, por no haberlas apoyado desde el primero momento, y por no asumir, que la defensa del ciudadano no se hace en solitario, sino que es más eficiente aunar pequeños esfuerzos; porque la justicia es cosa de todos y no cosa de abogados.

En fin, y para aquellos que crean que esto es una guerra, que esto es cosa de gente casposa, me han facilitado unas pocas de fotos de miembros y simpatizantes de esa Brigada #T cuyas sonrisas creo que valen más que el tochaco que acabo de escribiros. A algunos los he descubierto en esas Redes Sociales, a otros no tengo el honor de conocerlos, pero tanto a ellos, como a los demás brigadistas, y desde un pueblo de Andalucía, en pleno mes de agosto, un Notario de pueblo, se levanta, se quita el sombrero, les agradece lo mucho que nos están aportando, y les lanza la más cerrada de las ovaciones.

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https://creativecommons.org/licenses/by/2.0/legalcode

Foto de https://www.flickr.com/photos/perdidoenelsiglo/