El 21 de marzo me pidió la federación de empresario de Alcalá de Guadaíra que en veinte minutos explicara a un grupo de empresarios qué es una cripodivisa, en una charla que titulé «criptodivisas y empresa».

El reto era importante, pues explicar en veinte minutos qué es el dinero, resulta absurdo, por lo que opté por dar tres ideas simples y poner un ejemplo práctico, que ahora comparto con vosotros.

Tengo que empezar confesando que soy despistado, y que no es ni la primera ni la última vez que se me olvida algo.

Sin embargo entre las cosas que jamás olvido, el móvil es una de ellas (supongo que soy tan adicto al móvil como tantas otras personas).

Se trataba de un domingo, como otro cualquiera, y  había quedado a cenar con mis hijos en un bar.

Llego al bar, donde me esperaba mi hija mayor tomando una CocaCola con una amiga, con los dos más pequeños.

Papá….¿me invitas a la cocacola?

Es echar mano a la cartera, y descubrir que me la había dejado en casa, fue todo uno.

Lo siento hija mía, me he dejado la cartera, y no puedo pagar

Es en el momento en el que la más pequeña me suelta

¿Por qué no pagas con ese dinero que dices que tienes en el móvil?

Lo cierto es que  en mi móvil tenía  BitcoinCash  suficiente para poder invitar a mis hijos.

Por tanto, y si el dueño del bar aceptaba el pago en criptodivisas, el ganaría dinero y yo cenaría con mis hijos, con lo que todos tan contentos.

Miré en internet, si algún establecimiento en Sevilla estaba dispuesto a aceptar criptodivisas, y la respuesta fue desoladora, pues no encontré ninguno.

Ello me llevó a pensar en lo corta de miras que es la ciudad en la que yo vi la luz, pues siendo una ciudad turística, desperdiciar la oportunidad de prestar servicios a ciudadanos de todo el mundo, me parecía una temeridad.

Mayor temeridad me parece no aceptar como medio de pago una criptodivisa, pues si miras coinmarket, puedes comprobar los billones de dólares a los que asciende su cotización.

Pensar en un empresario que sólo piensa que el mundo es la ciudad en la que vive, y no en todo el globo terráqueo me puso triste, y me planteaba si verdaderamente estamos ante un empresario, o ante un trabajador al frente de una empresa.

Darme cuenta que hay empresarios dispuestos a perder una oportunidad de negocio y cobrar, me hizo ver que igual más que pedir medidas públicas de apoyo a la empresa, lo que hace falta es sacar al empresario de su zona de confort, y darse cuenta que un empresario no pide, sino que actúa.

Sabía que era inútil, de hecho sabía que el dueño del bar ni sabría que era una criptodivisa; sin embargo, sinceramente creía  que el enseñarle a su manejo era motivo más que suficiente, incluso para que nos invitara a cenar; pues el ser el primer establecimiento en Sevilla que pusiera un cartel avisando que aceptaba el pago en criptodivisas era un valor añadido para su empresa.

Muy convencido de ello, le pregunté y la respuesta fue educada, pero clara y firme.

Mire Ud, si quiere consumir en este bar, puede ir a su casa y coger la cartera, pero aquí se paga con euros, e incluso si quiere con dólares.

Evidentemente volví a mi casa, pero aproveché para pedir comida en una multinacional que sirve comida a domicilio y a la que pagué con tarjeta de crédito.

Obviamente el empresario libre era de aceptar un tipo de pago u otro; pero yo también de consumir en un establecimiento u otro.

El resultado es que yo cené con mis hijos, y el empresario perdió una venta.

De sobra se que una venta ni hace rico, ni arruina a un empresario, pero lo cierto es que todos tenemos móviles, y que todos tenemos acceso a tener criptodivisas, por lo que si su uso se generaliza (y no me cabe duda de que sólo es cuestión de tiempo), él perdió la oportunidad de ser pionero en algo, y probablemente cuando esa multinacional de venta a domicilio acepte el pago en criptodivisas, sea excesivamente tarde para su empresa.

Ahora si queréis empezamos a discutir si el empresario debería de conservar las criptodivisas que le ofrecía, o cambiarlas por euros.

Lo cierto es que como no aceptó el pago, igual más que discutir sobre lo que debería de hacer con lo que no tiene porque no quiso, es hora de reflexionar sobre lo que hizo, y lo que hizo es perder una operación y una oportunidad de negocio.

Las criptodivisas son un medio de pago, y por tanto son dinero; cualquier debate sobre el valor del dinero, o sobre otros temas (como el préstamo de dinero -ICO- o sobre el valor del dinero -Trading-) puede ser y es apasionante; pero sobre todo, el dinero está para usarlo.

Invertir en criptodivisas, es algo que veo bien; y de hecho, ahora es el momento más que de invertir en ellas, de invertir en  conocerlas y adaptarse a ellas, pues no podemos negar que están muy lejos de ser algo conocido por los ciudadanos de a pie.

Pero tener dinero para algo distinto del consumo o el ahorro, es entrar en un tipo de economía que no me gusta, y que todos conocemos; de hecho el tipo de economía que considero muerta y que será sustituido por otra que se me antoja llena de retos.

 

PD: Está en inglés, pero es en Benidorm y son españolitos normales y corrientes