No será ni la primera ni la última persona que me pregunta ¿Qué beneficios da este blog?; sin embargo hablar de los beneficios espirituales que me aporta empieza a resultarme algo cansino (como dicen por estas tierras).

Es cierto que gracias a él estoy ordenando mis ideas, y no os creáis que quien más consulta este blog soy yo mismo, pues normalmente no me acuerdo de más de una cosa que he dicho.

También es cierto que gracias a él estoy interactuando con gente fantástica y conociendo un mundo que me era absolutamente desconocido.

Llevar un blog, y tener la disciplina de escribir, fuerza al estudio y obliga a saber explicar las cosas. De ese estudio, y de esas explicaciones, el máximo beneficiado es el ciudadano que entra por la puerta de mi despacho, pero también yo, pues cuando mejor explique las cosas y mejor resuelva problemas, más ciudadanos entrarán por la puerta del despacho y más dinero ganaré yo.

No os voy a engañar, pocos en Alcalá de Guadaíra, se interesan por el mundo Notarial, y cuando veo las entradas de este blog en google analytics, los resultados son desalentadores en ese sentido (aunque muy gratificantes en otros).

Pero como diría mi amigo y compañero en Écija Eduardo Ballester Vázquez «Paco todo eso que dices está bien, pero …¿y la pela?…que siempre te disipas con tus cosas«.

Pues voy a compartir con vosotros el primer beneficio material que he recibido gracias a este blog, y que debido a su importancia dudo muchísimo que pueda ser superado.

El otro día entraron en mi despacho por la tarde unos hermanos con un problema de herencia y compraventa; nada más entrar me dijeron que habían venido porque uno de ellos seguía este blog y quería conocerme.

Jamás había visto ni interactuado con ese señor, y la familia era de un pueblo que está en la otra punta de la provincia de Sevilla (y de hecho ya ni recuerdo su nombre, aunque no sus caras y el asunto que les traía).

Querían informarse y firmar conmigo, aunque me comentaron que había una hipoteca, y nada más oír el nombre de la entidad, supe que jamás la firmaría, pues es de esas entidades «superimportantes» que tienen su «Notario de capital» y que no se van a dignar a desplazarse a un pueblo (aunque Alcalá de Guadaíra linda con Sevilla capital).

Les comenté que difícilmente firmarían conmigo, aunque tenían derecho a elegir Notario, pero que si la hipoteca era en condiciones ventajosas (y lo era) tampoco tenía tanta importancia el Notario autorizante.

Se sorprendieron y enfadaron un poco, primero porque no entendían bien si ellos iban a pagar los gastos por qué no podían elegir el Notario, y sobre todo, porque se firmara en Sevilla o en Alcalá de Guadaíra, ellos tendrían que desplazarse de todas formas, por lo que no entendían bien el problema de desplazamiento de la entidad, sobre todo porque les habían explicado que la hipoteca era unilateral (esto es: se constituía primero, y posteriormente la entidad ratificaba en otro lugar).

Recuerdo que les dije «mirad, si yo fuera Beyoncé, entiendo que es normal que estéis dispuestos al asesinato con tal de firmar en esta Notaría, pero soy un Notario de pueblo, tan normal y corriente como cualquier otro, y no podéis perder una buena oportunidad por mi«.

Ellos insistieron pues aunque reconocían que el préstamo les era necesario, sabían perfectamente que la entidad de crédito ganaba dinero con ellos, y no alcanzaban a entender cómo se puede tratar así a quien te va a dar una ganancia.

La conversación, como tampoco el tema tenía problemas jurídicos, fue bastante relajada, e incluso divertida, pues suelo usar ejemplos bastante gráficos y cotidianos para explicar algunas cosas, y tenía delante gente joven, educada y proactiva.

Lo cierto es que estuvieron un buen rato, y que al menos yo, me lo pasé bastante bien, pero cuando me despedí tenía la absoluta certeza de que jamás volvería a verlos, pues estoy más que acostumbrado al comportamiento de esas entidades de crédito.

Ese día acabé tarde, pero cuando salía por la puerta del despacho, me aborda Mario (que tiene un bar justo en frente de la Notaría) y me dice: «Don Francisco, que el café de mañana está pagado por los que estuvieron antes«.

No es el café: es el saber que alguien se desplaza más de cincuenta kilómetros para conocerte, el que te confíe un problema familiar, te presente a su familia, y que tenga el detalle de agradecerte que has intentado hacer tu trabajo lo más dignamente posible un miércoles lluvioso una satisfacción que pocos pueden tener.

No os engaño, pues el firmar esa escritura de compraventa con hipoteca es un gran alivio en mi Notaría, dado que como tantos compañeros, hay que hacer malabares todos los meses y trabajar mucho para lograr un sueldo mínimamente digno.

De los siete destinos que he servido, y salvo el primero, este es en el que firmo menos escrituras y gano menos dinero (aunque por lo que hablo con mis compañeros no puedo quejarme).

He recibido todo tipo de regalos: desde los típicos jamones (eso de estar casi cuatro años en el Norte de la provincia de Córdoba tiene sus privilegios) hasta un décimo de lotería de navidad con el que me tocó un quinto premio.

Más de uno (evidentemente amigos que sabían que no les iba a cobrar) han cogido el coche y se han ido a firmar escrituras allá donde estuviera destinado.

Pero jamás he visto a alguien desplazarse a verme simplemente porque ha oído hablar de mi, todos los regalos obedecían de una u otra forma a unas relaciones previas (normalmente a alguna escritura muy compleja, a alguna dispensa, o al papanatismo que en cierta época tenían los «promotores inmobiliarios»).

Me han invitado a muchos cafés y a muchas cervezas, pero esa invitación por parte de quien sabe que no va a volver a verme, esa gratitud de alguien cuyo nombre ni recuerdo no la he tenido jamás.

Este post lo escribo, más con intención de compartir la experiencia con vosotros, con la finalidad de darte las gracias a ti (lo siento no me acuerdo de tu nombre) por ese café, por esa tarde fantástica, por esa confianza, por leerme y por hacerme sentir verdaderamente Notario.

 

PD.- Como no tuve la posibilidad de tomar el café contigo, la foto de este post la hice con el móvil, y es la de un café delicioso que paladeé recordando la experiencia y agradeciendo a Internet la oportunidad de conocerte a ti y a tu familia.

PDD.- Escrito y programado este post (que redacté al día siguiente de los hechos narrados) resulta que esa familia ha venido a mi despacho y ha firmado tanto la compra como la hipoteca  (de hecho había un beneficio fiscal que la entidad no había tenido en cuenta, y que gracias a esa visita previa, detecté inmediatamente, con lo que ese café que me tomé tan gusto, tuve la suerte de devolverlo con creces ….aunque la deuda de gratitud, por su amabilidad y por su confianza en un Notario de Pueblo, jamás podré pagarla).